Barbeó tablas el segundo, alto de manos y de cara abierto con escaso perfil marcando querencia. Se dejó pegar en varas y se avivó en banderillas pasando sin humillar por los capotes. Fue toro de distancia muy corta que no tiró para adelante pasando en corto viaje sobre las manos y con la cara por arriba. Cabreó al público y a Juan Leal que sonara sin sentido la música y el torero se afanó en sacarle pases siendo imposible. Toro muy complicado y deslucido, agarrado al piso. Estocada trasera. Silencio.

Buenas hechuras en el quinto, un cárdeno bajo y en tipo que no se desplazó claro en los vuelos del capote de Juan Leal, cumpliendo en el primer encuentro, replicando se encontró el segundo para irse a tablas de chiqueros. Se movió bien el toro en banderillas sin llegar definido a la muleta. En la larga distancia, con pases cambiados, comenzó faena bien Leal que mejoró en dos tandas con la derecha, más despaciosa la primera que la segunda para bajar el tono por el peor pitón del toro: el izquierdo. Con el público muy a favor del toro, siguió por ese pitón muy condicionado por el dictamen de los que no gustaban de su toreo. Una tanda con la izquierda de buen trazo fue abordada por la contra. Faena donde se podía tirar al toro pero no a esa parte del público. A partir de ahí, nada fue remontable incluso tras los circulares de espaldas completos. Toro manejable. Muy dura la actitud de parte del público y faena de actitud sin más eco. 

Fotos: Maurice Berho

Fue la actuación de Juan Leal quizá la de más fondo técnico y valor de la tarde. Sobre todo, la del quinto con un complicado toro de Fuente Ymbro. Excelentemente picado por Vicente González en sitio y pureza de la suerte, el astado llegó a la muleta queriendo cogerla con el pitón de afuera, tirando varios gañafones al aire entre medias de los viajes. Algunos con una trayectoria más alta que la propia cabeza del torero. Ante tanto genio, Juan Leal impuso la cabeza y el dominio en los terrenos de cercanías. Fue difícil la limpieza de los muletazos, pero no menos, el fajarse de aquella forma con el ‘marrajo’. 

El segundo apuntó buen son en su embestida, pero estuvo medido en esa raza necesaria para repetir las embestidas. Uno a uno, los muletazos pesaron en el ambiente pues no existía emoción y cuando intentó ligarlo, al quedarse el toro parado, cierto sector le recriminó una colocación que hubiera pasado a ser silenciosa entre el movimiento. Saludó una ovación.

Fotos: Arjona y P.Latour

Una tarde marcada por el impacto que supuso la actuacion y el percance sufrido por Juan Leal, que esta tarde cuajó su mejor faena en el Coliseo y también fue cogido de modo espeluznante en sus dos toros.

Juan Leal formó un lío gordo con el segundo de la tarde, un animal de Victoriano del Río bravo y encastado. Juan puso la plaza boca abajo con un comienzo de faena por estatuarios desde el centro del ruedo. A partir de allí ligó los muletazos con la mano muy baja que pusieron la plaza en pie. En un cambio de mano, el bravo astado lo volteó de manera espectacular y se temió lo peor. Juan, medio mareado y con la plaza nuevamente puesta en pie, volvió a la cara del toro para cuajar otras tandas más redondas todavía… el uso del verduguillo dejó el premio en una sola oreja pero quizás sea la obra más redonda que firmó en el coliseo.

Fue feamente volteado cuando iniciaba su faena al cuarto con un péndulo. Aunque quiso quedarse en el ruedo, muy conmocionado, no tuvo más remedio que ir a la enfermería.

Posteriormente, le diagnosticaron dos fracturas de costillas y un desplazamiento de las mismas además de una severa reacion a la Lidocaina que le infiltraron en la enfermería antes de salir a lidiar su segundo oponente. Tras convulsar y perder el conocimiento en la enfermeria, el diestro fue traslado al hospital Carremeau donde permanecio en observacion. 

Fotos: Cultoro

Juan Leal reventó la feria de Albacete. Tres orejas en una tarde en la que el público se entregó al diestro francés, que formó un auténtico lío al quinto de la tarde de Fuente Ymbro, que solo el acero le impidió pasear más orejas en una tarde rotunda. Dos orejas paseó también del primero. En los terrenos de cercanías y en el toreo de mano baja, Albacete se puso en pie a la actitud del galo que sufrió dos espectaculares volteretas. 

Más fino de hechuras fue el segundo, todo un ‘taco’ y serio por delante. Lo recibió Juan Leal por tafalleras, para después quitar por gaoneras, donde sufrió una espectacular voltereta, pasando los pitones y levantándolo en varias ocasiones por el pecho del torero. Comenzó la faena por pases cambiados en el centro del ruedo, para luego, cambiar las líneas al astado y darle dos templados y largos circulares que calentaron al tendido. Gran faena de Juan Leal de toreo de mano baja, llevando muy larga la buena embestida del astado de Ricardo Gallardo. Al final de faena hizo un auténtico ocho al toro, dejándose llegar los pitones a la altura del pecho y la taleguilla. El acero entró al primer intento y paseó dos orejas.

El quinto, bajo, con cuello, con mucha longitud de pitón, al que Juan Leal le formó un auténtico lío. Faena de menos a más, que terminó con Albacete rendido a sus pies. Dio tiempo entre muletazo y muletazo en las primeras tandas, para luego bajar la mano sobremanera, dejando media muleta arrastrada por el albero, tirando de la embestida… Iba camino de un triunfo rotundo, pero el acero no viajó certero hasta el tercer intento, siendo prendido en el segundo a la altura de la espalda y rompiendo la banda de la taleguilla en el dibujo de una cornada que pudo tener consecuencias graves. El público se rindió de pie en la muerte del toro a la tarde de Juan Leal, que paseó una oreja tras aviso.

Fotos: Maurice Berho.

Juan Leal volvió a conquistar el publico de Bayona cortando dos orejas y saliendo a hombros.

Notable toro el cuarto, con el que Juan Leal, después dejarse crudo el animal en el caballo, ensayó la saltillera capote en mano para luego iniciar de rodillas en los medios, con un pase cambiado por la espalda, una faena con las virtudes más reconocibles de este torero: una primera parte muy ligada y reunida en redondo para terminar de apurar al astado entre los pitones, con dominio y autoridad. Se tiró a matar en rectitud, cobró una emocionante estocada y tras la espectacular muerte del astado paseó jubiloso las dos orejas.

Alto el primero, con caja y esqueleto. Tuvo tanta bondad como medida fuerza y pujanza y aunque Juan Leal le hizo todo a favor, echándole los vuelos con mucha suavidad y muleteándolo con pulso y limpieza, la obra no llegó al tendido por la falta de transmisión del astado.

Fotos: Maurice Berho.

Reaciones de Juan Leal trás su gran actuacion de Dax.

Arles, Zaragoza, Nimes, y ,por supuesto, Madrid con una actuación impactante, Juan Leal sigue triunfando a «golpe cantao» en la presente temporada. 

En Dax, hace dos días, ha vuelto a demostrar su capacidad frente a una buena corrida de El Parralejo. Pocas son las oportunidades para los jóvenes en un sistema cerrado a cal y canto. 

La pandemia frenó en seco una amplia temporada en la que Leal llegó a estar anunciado en todas las ferias importantes. Pero aun así , siguió trabajando para profundizar en una tauromaquia muy sui generis, perfeccionando lo mejorable y potenciando sus virtudes, entre otras un valor excepcional. El público de Dax, cuya sensibilidad está más que demostrada, supo valorar la versión renovada de Juan Leal.

Su final de temporada se antoja de alto voltaje. Bayona, Albacete, Nimes, Madrid y Zaragoza son las principales citas que culminarán una temporada de apuesta y confirmación.

‘Sé a donde quiero llegar, la tauromaquia que me obsesiona; pero he de reconocer que no siempre lo he conseguido y que las ansias y la necesidad de triunfar muchas veces me han confundido. En Dax, creo que he conseguido subir un peldaño más. Pretendo que en cada actuación mi entrega sea máxima, es mi forma de expresar mis sentimientos en la cara del toro. Desde mis inicios es lo que siempre me han valorado. Sin embargo, las sensaciones al llevar largo y templado las acometidas de un toro con la mano izquierda no se pueden comparar con nada. En Dax, he podido demostrar mi evolución y disfrutar más que nunca del toreo fundamental, abandonándome y vaciándome en cada embestida del buen toro de Pepe Moya’, asegura Juan Leal.

‘Ser capaz de tener la paciencia para esperar y ahormar las embestidas hasta el momento de situarme en mi terreno de predilección es fruto de madurez y de mucho trabajo. 

Fue tremendo como en el epílogo de la faena, cuando entré en la jurisdicción del toro -en el «parón»-, el púbico explotó y se puso en pie. Era como si lo que me reprochaban antes, ahora sí me lo permitían y lo valoraban como seña de mi identidad, pero a la vez como rúbrica de una labor aprobada. Los públicos, en general, son muy sabios. Te exigen si te pueden exigir y, aunque las criticas son duras de encajar, te ayudan a mejorar en busca de ti mismo.

 He salido de Dax con muy buen sabor de boca y con la moral por las nubes para afrontar mis futuros compromisos’, concluye el galo.

Foto: André Viard

Corrida interesante de El Parralejo, y actuación de Juan Leal para la puerta grande tras su faena al segundo de su lote. Hubo petición insistente al palco, pero éste se mantuvo en sus trece. Escuchó sonora bronca y el publico obligo al diestro a dar una segunda vuelta al ruedo.

El primer toro de Juan Leal fue un toro frío de salida, sin humillar ni repetir, y muy bravo en dos varas de Tito Sandoval. En la muleta, Juan Leal, que administró muy bien y de forma muy clásica las buenas embestidas entremezcladas de amagos de irse a las tablas. Finalizó con dos redondos invertidos muy ceñidos y templados antes de dejar un estoconazo contundente «marca de la casa». Los tres golpes de verduguillo echaron a perder el trofeo merecido. Palmas en el arrastre, saludos desde el tercio para Leal.

Otro toro bravo, guapo, y con calidad fue el quinto, cinqueño pasado, que embistió con bondad y templanza siempre que Juan Leal lo llevó a su altura. Superior el tramo final, más encimista y muy templado. Ahí el público reaccionó de lo lindo, mientras el presidente, que no había juzgado oportuno lanzar la música, le mandaba un recado al torero. Leal pinchó antes de enterrar un estoconazo de efecto fulminante. Oreja con fuerte petición de la segunda y bronca al presidente. El publico obligo al diestro a dar una segunda vuelta al ruedo. 

Fotos: Maurice Berho.

Su segundo toro, el más complicado del envío de Murteira con el que realizó una faena entregado y valiente exprimiendo a su oponente en la corta distancia. Fallo la espada. Silencio.

Antes de iniciarse el paseíllo en la plaza de toros de Azpeitia y en el mismo ruedo se entregaron distintos galardones. A Murteira Grave como ganadería triunfadora de 2019, a Juan Leal por la mejor estocada y a Antonio Ferrera por sus 25 años de alternativa y trayectoria en esta plaza.

Fotos: Mundotoro

Meritoria fue la tarde de Juan Leal, que intentó imponer sus terrenos a los astados. Al primero, de astifinos pitones desde la cepa, lo recibió con pases cambiados de rodillas en el centro del ruedo y, tras ello, plasmó varias tandas serias por el pitón derecho, perdiendo pasos para aprovechar la inercia. La embestida noble de las primeras series tuvo en la falta de fuerzas y raza los principales inconvenientes y acabó desarrollando en genio. Frente a esto, optó el galo por la distancia de cercanías en varias circulares y muletazos de rodillas que a punto estuvieron de costarle un susto. No puso  fácil las cosas a la hora de entrar a matar, tras dos pinchazos, deja una estocada que tumba al toro sin puntilla en pocos segundos. Pierde premio y su actuacion se queda en una ovación con saludo.

Su segundo toro, montado, sin entrega, ni embroque y con poca humillación se desarrolló una lidia, en la que Juan Leal se impuso con un valor seco al astado e incluso le robó muletazos de mano baja y suma firmeza con el astado ya marcando su querencia a tablas. Confío el diestro en su muleta y un toque firme para pasarse los pitones a la altura de la barriga sin enmendarse. Como la faena no se entretuvo entre alardes y con la merienda de fondo, no terminó de reconocerse todo el valor en una tarde cabal del diestro Galo. 

Fotos: Toreate.com

Juan Leal corto la primera oreja de la tarde, en la que la espada le cerró la puerta grande en el sexto después de llevar a cabo la faena de más entidad del festejo.

El tercero, que derribó en varas, tiró de genio para defenderse, porque tampoco le sobraron las fuerzas. Juan Leal, sin alharacas, sin vender humo, hizo un sincero esfuerzo por imponerse a su áspera condición. Anduvo muy firme y convencido el de Arles, y aún a costa de un severo revolcón, fue capaz de meter al público en su obra y obtener una oreja en recompensa.

Cerró plaza un toro fino, que tuvo buena condición. Juan Leal llevó a cabo con él la faena más redonda de la tarde, una obra pausada, de gran templanza y sutileza en los toques y mucho pulso a la hora de deslizar el trapo por la arena. Finalizó entre los pitones antes de que la espada se llevara las orejas.

Fotos: V.Bordes

Juan Leal dejo patente su evolución en dos faenas de mucho gusto que calaron en el publico frances. Sus dos ejemplares fueron del Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto.

El manejo de la espada lo privo de salir en volandas.

Fotos: Maurice Berho

Juan Leal volvío a salir a hombros en la plaza de toros francesa de La brède tras desorejar a su primer toro, ejemplar de Fuente Ymbro. Otra pudo cortar en el quinto de no fallar con la espada.

 

Fotos: Laure Crespy

El quinto toro, “Operario”, un castaño de cinco años, nacido en diciembre de 2016, de 515 kilos, fue un animal serio de cara y muy astifino. Lo recibió Leal por delantales y tafalleras. Le costaba al animal fijarse en los engaños. Empujó bien el animal en el caballo durante los dos encuentros. Intentó dejarle muletazos por abajo, pero le faltaba clase al toro de El Parralejo y recorrido para que rompiese la obra totalmente. Eso obligó al francés a acortar distancia y a pasarse muy cerca los pitones, calentando al tendido. Tras ello, se tiró recto a estoquear al animal. Dos orejas para el diestro, consiguiendo su quinta Puerta de los Cónsules.  

Fotos: A.Blanco

Juan El Hereje llegó a Las Ventas, catedral de la ortodoxia del toreo. Llegó no converso a una nueva religión, sino siendo Leal a su verdad. Y sabiendo torear. Toda propuesta que se aleja de la verdad única es herejía, pero como en el toreo la única verdad es ir por derecho y de verdad, el público se sumó a la que derrochó sobre la arena este torero. Que fue mucha. 

Ahí quedó un toreo al natural impecable en el segundo toro, el de buen embroque y fondo de la corrida. Irreprochable en una faena de valor al un jabonero viejo y basto. Y hereje torero al despreciar la vida a costa de su verdad en el que cerró plaza, otro toro basto y viejo y aún de peor condición. Mató tres por cogida de Rafael González.

Tiene Juan Leal lo que tiene su propuesta: un inmenso fondo de querer de verdad. Hace tiempo se barruntaba que ese inmenso fondo pudiera tragarse al toreo. A su evolución. Y, por otra parte, que, evolucionado hacia la llamada ortodoxia, perdiera su alma. 

La tarde de hoy en Madrid, donde unió el toreo más cabal, la mente más despejada y el montarse encima de lo que sólo quiere coger al hombre y no el engaño, lo sitúa en un camino. Protestas de la verdad única aparte, incluso me atrevo a decir que ese arrimón al sexto nada tuvo de angustia, sino que fue tan cabal como arrojado, pues sólo por esa vía, con ese toro, se podía abrir la Puerta Grande, o, al menos, intentarlo. 

Grande y muy pasado de edad, el toro se hizo con mando en plaza hasta un inicio de faena de sus pases cambiados por la espalda. Esa inercia se transformó en un maquiavélico ir y venir al cuerpo por los dos pitones, poniéndole el toreo el engaño de verdad. Cerrado con él, tiró de ese querer, montándose encima, poniendo por delante barriga y pecho de forma leal. No sé la reacción del público si el toro rueda tras estocada a vivir o morir que cayó tendida. Eso de dar un aviso con el toro y tragándose la muerte, es de imbécil taurino, presidente. No es falta de respeto, sino descripción.

Esa faena fue la antítesis de la que le hizo al segundo. Ya se había echado el capote a la espalda en quite al primero, y con el segundo, que, como toda la corrida no se dejó pegar un lance, Juan el Hereje hizo buen toreo. Llamar la atención de rodillas y cuidando al toro casi a media altura y en larga distancia. En este terreno de afuera, el toro no podía y, más cerrado, fue buscando teclas, variando distancias, hasta hallar la clave para trazar un toreo largo, limpio de mano baja y profundo. Creyó en el toro y en lo que hacía, en su religión, y fue metiendo al público en faena. Desde muy cerca lo llevó limpio, por abajo y largo antes de una estocada cuya ejecución es pura herejía, pero ortodoxia pura en su letalidad y colocación. Oreja.

El cuarto fue un jabonero que cumplía los seis años en un mes. Al borde del desahucio, el toro llegó a Madrid para cumplir en varas, donde no se le recargó, embistió a arreones, tiró feos tornillazos y escarbó mucho para sorprender. Tragando una barbaridad. Llegarle, tragar y titar. Se llegó a montar encima del toro que, le pegó tremenda voltereta avisada. No estaba de pie y ya tenía la muleta en la mano para ponérsela con la izquierda. Un caso. Un pinchazo arriba pudo privarle, también esta vez, de una más que posible petición. Este hereje que salió cosido a varetazos de la mismísima catedral de la ortodoxia, sale reforzado en su propia maldición: que el fondo nunca le arrastre. Pero que no pierda el lado salvaje de la vida que tiene el propio toreo.

Fotos: Plaza 1

Juan Leal se mostró muy serio y centrado ante el imponente tercero, un toro de 615 kilos alto, muy serio y abierto de cara que se dio la vuelta del revés al salir del capote, lo que aprovechó el francés con gran inteligencia para colocarse para el siguiente, en buenos lances y una buena media. 

Se fue al caballo al relance y lo cuidó mucho Leal. Comenzó la faena con gran emoción Juan Leal, en el centro del ruedo, con dos pases cambiados por espalda, pasándose al toro más cerca imposible. Siguió toreando muy centrado en dos tandas con la derecha abrochadas a un cambio de mano que fue eterno. Por el pitón izquierdo, el toro repitió menos porque se iba gastando, Pero Leal se la jugó en circulares inverosímiles, ante esa presencia tan imponente del toro. Lo mató de un espadazo arriba y cortó una oreja de ley con fuerte petición de la segunda.

Fotos: Maurice Berho

Oreja con fuerte petición de la segunda para Juan Leal, que dio dos vueltas al ruedo. Gran toro de Jandilla y faena de alta nota para Leal, que le toreó con entrega y a placer por las dos manos. En redondo al principio y en las cercanías al final. 

Fotos: Laure Crespy